Según un estudio reciente, la Generación Z no tiene marcado obtener el carné de conducir como un objetivo vital importante.
Existió una época en la que los jóvenes esperaban ansiosos el momento de alcanzar la mayoría de edad por múltiples motivos. El cambio de cifra traía consigo cambios significantes en la vida de los ya mayores de edad. Uno de ellos era sacarse la licencia de conducción, lo que acarreaba un mayor nivel de independencia y un nuevo modo de libertad. Sin embargo, las preferencias de la juventud han ido cambiando con el paso del tiempo y las generaciones.
Según un estudio realizado por el diario The Washington Post, se visualiza una tendencia decreciente en cuanto a la predisposición de los jóvenes a la hora de sacarse el carné de conducir. La Generación Z, que abarca a todas aquellas personas nacidas entre 1996 y 2012, no tiene como meta obtener la licencia como un objetivo vital importante. De este modo, los jóvenes actuales conducen menos que cualquiera de los de sus generaciones previas, albergando diversos motivos para ello. Esto, en consecuencia, supone un nuevo reto al que han de enfrentarse los fabricantes de vehículos.
UNA TENDENCIA DECRECIENTE
Si se tienen en cuenta los registros de Estados Unidos, y extrapolándolos a la mayoría de los países occidentales, el 46 % de los adolescentes de 16 años eran poseedores de una licencia que les permitía conducir. El 62 % de los que tenían 17 años también. En cambio, en 2020, los porcentajes alcanzados por los jóvenes de estas edades apenas alcanzaban un 25 % y 45 %, respectivamente.
Es un descenso bastante importante que, también, incurre en aquellos jóvenes que han entrado en la veintena: en 1997, el 90 % de los jóvenes de 20 y 25 tenían licencia, mientras que en 2020 esta cifra se reduce hasta el 80 %.
DIVERSOS MOTIVOS
Los jóvenes señalan que son varios los motivos por los que relegan el hecho de obtener el permiso de conducir. Algunos de ellos apuntan que les produce ansiedad o miedo. Otros señalan que la idea de verse involucrados en un accidente les produce pavor.
La Generación Z también menciona el alto coste que supone comprar y mantener un coche, además del impacto sobre el medioambiente que supone tener un vehículo privado. A estos motivos, hay que sumar las incipientes opciones de movilidad que cada vez se manifiestan con mayor fuerza. De este modo, en las grandes ciudades acceder a bicicletas o patinetes eléctricos, o algunos servicios de VTC, es una alternativa sencilla y alcanzable.
Por otro lado, los jóvenes explican que, para realizar trayectos largos por carretera, también cuentan con la posibilidad de compartir coche a través de diversas plataformas. Asimismo, la movilidad está cambiando a pasos agigantados -sobre todo para los jóvenes-. No obstante, esta tendencia a abandonar los coches particulares ya empezó a hacerse visible con los millenials, ya que conducían menos que los de la Generación X y los baby boomers. Todos estos motivos suponen un verdadero desafío para el sector de la automoción, teniendo que hacer más atractivo el mundo del motor para los jóvenes actuales.