El presidente Biden ha convertido la electrificación del automóvil en un asunto de Estado. Se preparan varias medidas para intensificar la transformación.
China se ha situado un paso por delante en materia de movilidad eléctrica. Sus ventas no dejan de crecer y la producción de este tipo de propulsiones también aumenta de forma considerable. En este contexto, Estados Unidos ya se ha puesto en alerta para no perder su liderazgo en un mercado clave como el automóvil. Para ello, se ha marcado el objetivo de liderar el mercado de los vehículos eléctricos en los próximos meses.
Hace apenas unos días, el presidente Biden convertía la electrificación del sector del automóvil en un asunto de Estado. La meta es transformar la industria lo antes posible para alcanzar a China en esta materia y seguir siendo líderes. El conocido como Big Three en Estados Unidos ha mostrado su apoyo a las propuestas del presidente.
Como objetivos a más corto plazo, Biden marca el 2030 como la fecha en la que la mitad de coches que se vendan sean eléctricos. Gracias a esto, las emisiones globales de la economía estadounidense serán entre un 50 % y un 52 % inferiores a las de 2005.
“La cuestión es si vamos a liderar o quedarnos detrás en la carrera por el futuro. Si produciremos estos vehículos y las baterías aquí o si vamos a tener que depender de otros países. Si los puestos de trabajo que van a producir los coches y las baterías son empleos sindicalizados con buenos salarios, empleos que van a sostener el continuo crecimiento de la clase media”, explicó Biden.
Los estándares de emisiones
Entre otras acciones para impulsar el crecimiento de la movilidad sostenible, Biden volverá a poner en marcha el protocolo que regula las emisiones de los vehículos. Este fue paralizado durante el mandato de Donald Trump.
Según recoge El Confidencial, el Gobierno estadounidense apunta que los nuevos estándares proporcionarán beneficios netos de unos 140.000 millones de dólares. Además de un ahorro de 757.000 millones de litros de gasolina en los próximos cinco años.
Antes de su victoria, Biden prometió 400.000 millones de dólares de inversión pública en energía limpia, incluidas tecnologías de baterías y vehículos eléctricos. Además, aseguró que su pretensión es respaldar esta inversión con 500.000 nuevos puntos de carga de vehículos eléctricos para finales de 2030.