El mercado español es el que más acusó la caída de los grandes europeos.
La Agencia Europea del Medioambiente afirma que el 70% de las emisiones contaminantes del sector del transporte en Europa proviene del transporte por carretera. Es por esta razón que las flotas pertenecientes a las empresas son uno de los objetivos a mejorar para lograr la ansiada descarbonización.
Por ello es importante que desde estas grandes compañías comiencen con la transición hacia la movilidad sostenible. No obstante, es imprescindible que para conseguirlo cuenten con la colaboración combinada entre la empresa y sus trabajadores. Desde BBVA han elaborado un plan con los diferentes pasos a seguir para la gestión sostenible de estas flotas.
Situar los objetivos, plan de conducción eficiente, calcular las emisiones y administrar de forma sostenible
El primer paso para comenzar con la gestión de una flota más sostenible es situar los objetivos. Para esto hay que elaborar un plan de sostenibilidad que implique un análisis de la situación de la flota de la empresa, atendiendo a cada vehículo por su modelo, año de matriculación, consumo de combustible, reparaciones y kilómetros habituales.
A continuación, hay que implantar un plan de ‘eco-driving’, de conducción eficiente. Por ello, es necesario formar a los empleados conductores con una serie sencillas pautas que reducen el uso de combustible durante la conducción: arrancar si utilizar el acelerador; acelerar y frenar de forma suave y progresiva; mantener una velocidad constante -80 km/h es lo más óptimo-; utilizar marchas largas a bajas revoluciones; apagar el motor en las paradas; vigilar la presión de los neumáticos y evitar encender el aire acondicionado.
El tercer paso es calcular las emisiones de los vehículos. Se puede utilizar una calculadora de emisiones de vehículos y de esta manera se sabrá sobre qué vehículos es imprescindible actuar y cuáles necesitan un cambio.
Por último, toca administrar la flota de forma sostenible. Para conseguir alcanzar todos los objetivos es necesario implementar medidas que los faciliten: correcto mantenimiento de los vehículos de empresa; rutinas de conducción sostenible; dispositivos de economización y aerodinámica en el vehículo; eliminar los usos privados y particulares y fomentar el uso compartido de los transportes; y gestionar la distribución de las rutas y trayectos atendiendo al porcentaje de consumo de cada vehículo.
Además, es conveniente mantener cursos formativos de ‘eco-driving’; incorporar dispositivos de ayuda a la conducción; compartir las rutinas de aquellos cuya actividad ofrezca un menor consumo; y ofrecer incentivos y ayudas para mantener un estilo de vida sostenible.