A pesar de que la demanda de vehículos eléctricos sigue aumentando en los Estados Unidos, su crecimiento ha sido irregular. Uno de los principales factores que limitan su adopción masiva es su alto coste.
General Motors (GM) se prepara para dar un paso importante en su transición hacia los vehículos eléctricos (VE), pues espera comenzar a obtener beneficios económicos de su línea de VE a finales de este año, según afirmó la CEO de la compañía, Mary Barra, en una entrevista con The New York Times. Este logro marca un hito clave para la compañía en un contexto donde los principales actores de la industria automotriz están reestructurando sus estrategias para enfrentar los desafíos del mercado de vehículos eléctricos. Además, el fabricante estadounidense sigue firme en su ambicioso objetivo de eliminar la venta de vehículos con motores de combustión interna para el año 2035, una meta establecida en 2021 junto con su promesa de alcanzar la neutralidad de carbono en 2040.
El avance de GM en el sector de los eléctricos no ha sido un camino exento de dificultades. En 2023, la compañía enfrentó problemas en la fabricación y la cadena de suministro que retrasaron la producción de varios de sus modelos eléctricos. Sin embargo, Barra aseguró que estos inconvenientes ya han sido solucionados, lo que permite a la empresa retomar su cronograma previsto.
El mercado de los coches eléctricos en Estados Unidos está dominado por Tesla, que ha sido rentable exclusivamente con sus vehículos eléctricos desde 2021. A pesar de que Ford ocupa el segundo lugar en producción de VE, ha registrado pérdidas superiores a mil millones de dólares en su división eléctrica, Model e, durante los dos primeros trimestres de este año. Otros fabricantes como Rivian y Lucid, especializados únicamente en eléctricos, tampoco han logrado ser rentables, y sobreviven gracias al respaldo de inversores externos.
Tesla ha mantenido una ventaja competitiva no solo por sus ventas, sino también por su red de carga, la más amplia y confiable del país, lo que facilita los viajes largos en sus vehículos. Sin embargo, GM ha comenzado a acceder a esta infraestructura mediante adaptadores opcionales de carga, lo que podría mejorar la experiencia de los usuarios. Además, la compañía está invirtiendo en la construcción de sus propias estaciones de carga en colaboración con EVgo, con el objetivo de reforzar su presencia en este segmento clave del ecosistema de los vehículos eléctricos.
MANTENER LA COMPETITIVIDAD FRENTE AL GIGANTE ASIÁTICO
A pesar de que la demanda de vehículos eléctricos sigue aumentando en los Estados Unidos, su crecimiento ha sido irregular. Uno de los principales factores que limitan su adopción masiva es su alto costo, aunque el gobierno federal ofrece incentivos fiscales para estimular las compras. No obstante, estos créditos solo se aplican a vehículos fabricados en el país y que cumplan con estrictos requisitos en cuanto al precio y al origen de los materiales de las baterías, en un esfuerzo por mantener la competitividad frente a China, que fabrica VE más económicos.
Actualmente, solo un número reducido de modelos fabricados, como el Chevy Equinox y el Blazer EV, califican para estos incentivos fiscales. Para mejorar esta situación, GM está realizando importantes inversiones para reducir los costos de las baterías y lograr que más de sus vehículos puedan acceder a estos beneficios gubernamentales. Entre sus planes más ambiciosos destaca la apertura de un nuevo centro de desarrollo de celdas de batería en 2027 en Warren, Michigan. Asimismo, la empresa está construyendo una planta de baterías de 3.500 millones de dólares en Indiana junto con Samsung SDI y otra más en Lansing, Michigan, en colaboración con LG. Estas alianzas estratégicas buscan aumentar la capacidad de producción de baterías para satisfacer la creciente demanda de VE.
Gracias a la Ley de Reducción de la Inflación promulgada por la administración Biden, General Motors recibirá alrededor de 800 millones de dólares en subsidios gubernamentales por la fabricación de baterías en Estados Unidos. Este apoyo es crucial en un momento en que la transición hacia los vehículos eléctricos requiere importantes inversiones en infraestructura y tecnología.
CAMBIO EN LOS MATERIALES DE LAS BATERÍAS
Para reducir aún más los costos de sus vehículos eléctricos, el fabricante planea introducir baterías de fosfato de hierro y litio (LFP), que son más económicas que las baterías de níquel, cobalto y manganeso (NCM) que utiliza actualmente en la mayoría de sus modelos. Aunque las baterías LFP ofrecen una autonomía ligeramente menor después de una carga completa, confían en que esta diferencia será mínima. De hecho, todos los modelos actuales alcanzan alrededor de 480 kilómetros (300 millas) de autonomía, y se espera que sus futuros vehículos con baterías LFP puedan superar los 560 kilómetros (350 millas) por carga.
La marca también ha logrado posicionar uno de los VE más asequibles del mercado: el Chevy Equinox, cuyo precio se sitúa por debajo de los 30,000 dólares después de aplicar los créditos fiscales. Aunque este modelo carece de algunas características populares como Apple CarPlay, también es una estrategia similar a la de Tesla, cuyo sedán Model 3, uno de los más vendidos, cuesta alrededor de 35,000 dólares después de los incentivos.
Con el horizonte de una completa transición a vehículos eléctricos para 2035, GM sigue invirtiendo en tecnología y producción a gran escala. La clave para el éxito en este sector emergente dependerá no solo de la capacidad de las empresas para producir vehículos accesibles, sino también de su habilidad para construir la infraestructura necesaria y resolver los problemas de suministro que han afectado a toda la industria. GM parece estar bien posicionada para enfrentar estos desafíos, y su capacidad para generar beneficios de su línea de VE a corto plazo refuerza la viabilidad de sus ambiciosos planes a largo plazo.