El análisis del McKinsey Center for Future Mobility refleja que, desde 2019, las fabricantes europeos han perdido seis puntos porcentuales de cuota de mercado en su propio territorio y cinco puntos porcentuales en China.
La industria del automóvil es muy valiosa para la economía europea. Durante décadas, ha contribuido de forma significativa al crecimiento económico, la innovación y la prosperidad de la región, representando casi el 7 % de su PIB y dando empleo -directa o indirectamente- a casi 14 millones de personas.
No obstante, el statu quo está siendo cuestionado desde hace años y el sector se enfrenta a profundas transformaciones, como la electrificación de la movilidad y la implantación de diferentes tecnologías que abogan por la sostenibilidad. Esta dinámica ha permitido a los nuevos competidores europeos y extranjeros -especialmente a China-, penetrar en el mercado y gozar de gran protagonismo en la industria.
LA INNOVACIÓN, UN ELEMENTO CLAVE
La innovación ha sido una de las grandes protagonistas en el ecosistema de la movilidad, especialmente en los ámbitos del motor de combustión, el chasis, los motores de seguridad y el diseño. Según datos extraídos de un estudio elaborado de McKinsey, alrededor del 30 % de las patentes mundiales de automoción proceden de países europeos. De este modo, las inversiones han ayudado a los fabricantes de automóviles europeos a introducir nuevas tecnologías que han contribuido a grandes avances en sostenibilidad y seguridad, además de forjar una buena imagen global de Europa.
Sin embargo, conviene no confiarse pese a la fortaleza histórica y los márgenes récord de los que los fabricantes europeos han estado gozando hasta la actualidad. Se avecinan cambios repentinos que giran en torno a la electrificación, el software y las nuevas presiones competitivas.
El análisis del McKinsey Center for Future Mobility refleja que, desde 2019, las fabricantes europeos han perdido seis puntos porcentuales de cuota de mercado en su propio territorio y cinco puntos porcentuales en China. Mientras tanto, los fabricantes chinos están ganando presencia tanto a nivel nacional como en Europa, octuplicando su cuota de mercado en Europa entre 2020 y 2022. Esta dinámica es todavía más perceptible en el mercado de los vehículos eléctricos, donde manejan cifras de en torno al 51 % del total.
Si tenemos en cuenta un análisis más detallado del sector, podemos observar que en el segmento de gama alta, los fabricantes siguen acaparando el 71 % de las ventas mundiales.
LA APUESTA POR LA ELECTROMOVILIDAD
La transición hacia los vehículos cero emisiones se está acelerando, y las ventas mundiales de VE crecerán alrededor de un 80 % al año, tal y como vienen haciendo desde 2020. El análisis de McKinsey revela que “muchos mercados mundiales de movilidad alcanzarán una penetración casi total del eléctrico a mediados de la década de 2030”. Por ello, los fabricantes europeos están anunciando ambiciosos planes de electrificación para lanzar numerosos modelos diferentes en los próximos años.
Según explica el análisis, los propietarios de VE tienen más del doble de probabilidades de cambiar de marca por una mejor tecnología en el vehículo, como los sistemas ADAS y los servicios de conectividad. A su vez, los proveedores se están moviendo para suministrar al sector del automóvil tecnologías esenciales para el desarrollo de la nueva movilidad, como baterías, semiconductores y software. No obstante, no podemos obviar la problemática de que la cadena de valor actual de las baterías está controlada en gran medida por empresas chinas, por lo que Europa ha de reforzar su postura en este aspecto y así no quedarse rezagada a nivel de competitividad.