Desde 2020, la Unión Europea está implementando estrictas normativas para reducir las emisiones de CO2 en el transporte.
En 2023, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de los automóviles de pasajeros nuevos en Europa registraron una disminución, alcanzando un promedio de 107 gramos por kilómetro (g/km). Este dato representa una caída de apenas 1 g/km respecto a los niveles de 2022, según el informe ‘Emisiones de CO2 de los turismos nuevos en Europa: Resultados de los fabricantes de automóviles en 2023’ del Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT). Aunque esta reducción continúa la tendencia hacia la sostenibilidad en el sector automotriz, el ritmo de disminución de emisiones ha sido más lento que en años anteriores, lo que plantea dudas sobre el progreso futuro de la industria.
Desde 2020, la Unión Europea está implementando estrictas normativas para reducir las emisiones de CO2 en el transporte, uno de los sectores más contaminantes del continente. Estas regulaciones exigen que los fabricantes de automóviles reduzcan progresivamente las emisiones promedio de sus flotas, con metas cada vez más ambiciosas. En 2020, se fijó un objetivo de 95 g/km, pero tras la introducción del Procedimiento Mundial Armonizado para Pruebas de Vehículos Ligeros (WLTP), este objetivo se ajustó a los 118 g/km para el período 2021-2024, con una meta a largo plazo de 50 g/km para 2030.
ICCT señala que todos los fabricantes han cumplido con los objetivos de 2023 gracias, en gran medida, a la adopción de tecnologías de ecoinnovación y a la mayor proporción de vehículos eléctricos en el mercado. No obstante, la ralentización en la reducción de emisiones puede estar vinculada a la ausencia de nuevos objetivos hasta 2025, lo que ha frenado la presión para innovar y mejorar la eficiencia en los vehículos de combustión interna.
Históricamente, los fabricantes han logrado reducciones más significativas en años con objetivos claros y cercanos. De 2008 a 2015, por ejemplo, las emisiones promedio de CO2 disminuyeron en casi 5 g/km por año, en comparación con una reducción más lenta de menos de 1 g/km en 2022 y 2023. Este estancamiento se atribuye al enfoque de la industria en cumplir con las normativas vigentes mediante estrategias como la venta de vehículos eléctricos y el uso de mecanismos de flexibilidad, en lugar de optimizar la eficiencia de los motores de combustión interna.
El futuro del sector automotriz en Europa se enfrenta a importantes desafíos, especialmente con la inminente llegada de los objetivos para 2025 y 2030. La transición hacia vehículos de cero emisiones, como los eléctricos y los híbridos, es vista como una solución clave para alcanzar las metas establecidas por la Unión Europea. Sin embargo, este proceso no está exento de obstáculos, incluidos los costos asociados con el desarrollo y la producción de estas tecnologías, así como la necesidad de expandir la infraestructura de carga eléctrica a nivel continental.
Aunque 2023 ha sido un año de progreso en la reducción de emisiones de CO2, el ritmo de avance ha sido más lento que en años anteriores, lo que subraya la necesidad de una mayor innovación y un esfuerzo conjunto de la industria para cumplir con los ambiciosos objetivos de la UE para los próximos años. A medida que las regulaciones se vuelven más estrictas, la adopción de tecnologías limpias será fundamental para mantener el rumbo hacia una movilidad más sostenible en Europa.
