Las amenazas cibernéticas a los vehículos autónomos y conectados son reales y frenan su desarrollo. Para enfrentar este peligro, la industria puede tomar medidas para garantizar la resiliencia de esta tecnología.
Hace apenas uno años, la única preocupación real de seguridad para los conductores era que alguien robara su vehículo o accediera a él. Con la llegada de la conectividad y los controles tecnológicos, los riesgos aumentan y los concesionarios y fabricantes deben estar alerta. La seguridad cibernética es ya una preocupación real. De hecho, las normativas en materia de ciberseguridad ya se están plasmando en las legislaciones actuando, en ocasiones, como un freno para el desarrollo del coche conectado y autónomo.
En la actualidad, la mayoría de vehículos nuevos ya disponen de datos integrados, Wi-Fi y Bluetooth. Dentro de unos años, casi todos ellos estarán conectados de alguna manera al 5G, tendrán sistemas más sofisticados y, probablemente, tengan parcialmente algún tipo de automatización.
Será en ese momento cuando aparezcan los primeros casos de delitos cibernéticos tales como el robo de datos, delitos financieros… Ante estos problemas, la industria ya trabaja en darles una solución y es en alguna medida lo que está frenando el desarrollo y permitiendo menos avances de tecnologías como la conducción conectada o autónoma.
Se necesitan desarrollar sistemas en los vehículos para mantener la seguridad. Muchas empresas ya trabajan en soluciones como una firma electrónica u otras herramientas similares. Sin embargo, no solo son los desarrolladores y los vehículos los que deben protegerse. La infraestructura de red también debe estarlo. Los centros de control probablemente serán la principal superficie de ataque.
Los avances en materia de legislación
A pesar de todo, el futuro del automóvil está marcado por la conectividad, la autonomía y la electrificación. Estas tres tendencias parecen dirigir el horizonte más cercano de los concesionarios y la automoción. El aumento de tecnología trae consigo otras consecuencias como la necesidad de invertir en seguridad y evitar posibles hackeos y demás delitos informáticos. Por ello, los coches que no cuenten con un certificado de ciberseguridad no se podrán vender en Europa a partir de 2022.
Así lo reflejará el Reglamento Europeo de Seguridad de Vehículos que se aprobará este año por Naciones Unidas. Una empresa especializada en el análisis de la ciberseguridad de vehículos, Eurocybcar, explica que este asunto, por tanto, es ya un problema no de futuro sino de presente para los concesionarios.